La invitación
Los hechosIntroducción | Acto 2
Conocía la invitación a comer desde la semana pasada, cuando mi querido Cisne Negro me comentó algo acerca de un email de Mimi, preñada ella.
En el email nos invitaba a comer el domingo en su impresionante casita de diseño junto al resto de mi pandilla política. No traigais nada, decía la nota. No tenía elección, mi cuenta de noes está en números rojos, y Mimi no se merecía otro.
Las coordenadas en la cuarta dimensión indicaban las 12:00 del mediodía, hora estelar. Aún así, nos presentamos con hora y media de retraso.
En el email nos invitaba a comer el domingo en su impresionante casita de diseño junto al resto de mi pandilla política. No traigais nada, decía la nota. No tenía elección, mi cuenta de noes está en números rojos, y Mimi no se merecía otro.
Las coordenadas en la cuarta dimensión indicaban las 12:00 del mediodía, hora estelar. Aún así, nos presentamos con hora y media de retraso.